miércoles, 27 de mayo de 2009

¿Cuál es la naturaleza del mal?

¿Por qué existe el mal? ¿Por qué sucede que a alguien se le ocurre hacer daño a otro? Puedo estar con una persona sentado tranquilamente, charlando con ella y transmitiéndole mi afecto y mi apoyo, o bien puedo torturarla. Y entre esos dos extremos hay muchas situaciones intermedias posibles: puedo hablar con ella pero sin transmitirle afecto alguno. Puedo decir cosas aparentemente inocuas pero que sé que, sutilmente, pueden hacerle daño. Puedo gritarle que es un estúpido, o estúpida....

Una de las primeras cosas que me queda clara es que el mal no es algo absoluto. En la realidad dual en que vivimos, la luz y la oscuridad forman una línea continua entre la oscuridad absoluta y la luminosidad más cegadora. Así también ocurre con el bien y el mal. Hay muchos niveles de conciencia y muchas formas de actuar, muchas formas de percibir el mundo y muchas de relacionarnos con los demás. El mal opera en muy distintos niveles, asoma tímidamente la cabeza cuando sentimos celos o envidias, se deja ver un poquito más cuando mentimos o manipulamos, saca la cabeza y el torso cuando traicionamos o cuando somos cómplices de lesiones a otros, y así sucesivamente.

En las formas más sutiles del mal, no nos damos cuenta que estamos operando al otro lado de la línea divisoria. Hemos interiorizado y asumido ciertas conductas como normales, cuando muchas de ellas son altamente cuestionables. Tenemos manía a una compañera o compañero de trabajo, y casi sin darnos cuenta, boicoteamos sus méritos. Vemos un insecto y lo matamos porque nos molesta, sin pensar que estamos destruyendo una vida. Estamos enojados por algún asunto en particular y lo pagamos gritándole a nuestra pareja o a quien tenemos más cerca, que no tiene la culpa de nada.

Si existe una línea continua entre el bien absoluto y el mal absoluto (como entidades ideales, pues no me atrevo a afirmar la existencia de estos dos extremos), es presumible que la conducta de la población se distribuya en esta línea siguiendo una curva normal. Es decir, la mayoría de la población se moverá en torno a la mitad de la línea, alrededor de la división entre el bien y el mal, justo ahí donde no está tan claro qué es el bien y qué es el mal (normal que entonces los relativicemos o dudemos de su existencia). La menor parte de la población se moverá en torno a posiciones más extremas: de un lado, personas espiritualmente avanzadas, filántropos, altruistas, luchadores por el cambio social o simplemente gente bondadosa y amorosa. De otro, todo aquello que el cine y otras artes se deleitan en describirnos: gente asesina, corrupta, estafadora, etc.

Es de tener en cuenta la existencia del mal como algo cuantitativo y no cualitativo, primero porque ayuda a romper mitos: que nadie piense que es siempre bueno o siempre malo, o que se trata de categorías absolutas e incompatibles y que siempre estamos en una de ellas, por ejemplo el bien porque somos buenos/as. Y en segundo lugar, porque al ser un fenómeno gradual, es importante ser conscientes de cuándo hemos traspasado la línea o existe el peligro de que avancemos por ella (suponiendo que nos preocupe no causar mal en nuestra vida, como es mi caso).

En posteriores entradas seguiremos investigando sobre el origen del mal. De momento un primer acercamiento para conocer su naturaleza. Y como siempre, son muy bienvenidas las opiniones de ti que me estás leyendo.

5 comentarios:

  1. Creo que el mal es algo aprendido. Según el libro "Why Love Matters" escrito por Sue Gerhardt, la falta de una persona capaz de regular nuestras emociones en los primeros meses de la vida causa que la hormona relacionada con el estrés- cortisol afecta de una manera permanente nuestra mente y nuestras tendencias hacia la deppresión, la violencia y el mal. Creo que el mal es cosa relativa que depende de tu locación geografica y tu cultura. La gente en sitios de la Africa o otros partes del mundo donde hay mucha pobreza no ven nada de mal en matar a vacas o a otros animales para la comida, por ejemplo.

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  2. ¿Cómo estás considerando el mal? ¿Desde el punto de vista de quien lo ejerce o de quien lo padece? quiero decir, ¿Si una persona causa mal a otra de forma inconsciente puede eso considerarse mal? ¿El mal va en función de la intención?

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  3. Hola Clare y Kresku, muchas gracias por vuestra aportación, os respondo:

    Clare, es cierto que tenemos diferentes patrones culturales y que en algunos sitios se ven "mal" cosas que en otros se ven "bien". Pero yo apunto más allá de todo esto, apunto a una idea global del bien y del mal. Y en general mi intuición choca de pleno con las ideas relativizantes, creo que son dos constantes que existen en el universo y en nuestras vidas independientemente de cómo nuestra cultura, nuestro sistema emocional o nuestro estado puntual de ánimo las pueda catalogar. Lo cual no es incompatible con el aspecto biológico que mencionas, por supuesto, simplemente lo que considero es otra cosa: por qué existe el mal en el universo, por qué unos hacen daño a otros, consciente o inconscientemente.

    Kresku, considero el mal como fenómeno absoluto, por tanto no dependiente del punto de vista del actor o del paciente, y tampoco dependiente de la intención. Lo considero como algo transpersonal y transcultural, por eso en el ejemplo de Clare considero mal matar vacas aunque el individuo que realiza esa acción no sienta nada al respecto. Espero haber respondido tu pregunta.

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  4. Interesante.
    Pero yo soy 100% relativista.
    A continuación, explico cómo lo veo yo, no para replicar a los demás, si no para exponer mi visión, sin pretender que sea mejor o peor que las demás:
    Ejemplo 1: Pienso que si un árbol cae y no hay nadie para oirlo, no se produce sonido. Para considerarlo sonido se necesita un oido que transforme las vibraciones, un nervio que las transmita al cerebro y un cerebro que interprete esas señales eléctricas del nervio como sonido.
    Si no se dan esas circunstancias, para mí no existe el sonido.
    Algo parecido pienso del mal. Depende de las circunstancias y de la intención.
    Sólo existe el mal si tenemos una referencia con que comparar. Es decir, algo es malo o es bueno en función del contexto.
    Ejemplo 2: nadie es listo o es tonto por sí mismo, sino dependiendo de con quién se le compare. Imaginemos que sólo quedara una persona en la tierra: no podría ser ni lista ni tonta, porque no hay con quien comparar.
    Ejemplo 3: Si vivo en la India y me dan 1 moneda y me da para comer, es algo bueno. Si vivo en EEUU y me dan 1 moneda y no me da para comer, es algo malo. Bien o Mal, no depende de lo que me dan sino de mis circunstancias.
    Ejemplo 4: Si yo atropellara a alguien con el coche involuntariamente, no lo llamo mal. Prefiero no llamarlo mal, no me considero en absoluto malvado. Prefiero decir que le causo sufrimiento, que le causo perjuicio, pero no un mal.
    En cambio, si atropellara a alguien voluntariamente, si le llamaría mal. El efecto causado es el mismo, sin embargo la intención es distinta.
    Para mí la intención es relevante para definirlo como Mal.
    En cualquier caso, puede que se trate simplemente de una cuestión de formas diferentes de llamar a las cosas.

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  5. Hola, querido Infoanimal

    Como ya he comentado a otras/os comentaristas (valga la redundancia), mi inquietud va más allá de lo personal, por tanto más allá de la intención , o de quién causa mal, o de que hay cosas que pueden ser malas o buenas según las circunstancias. Y por supuesto, atropellar a alguien sin intención alguna no te hace malvado. Todo eso es verdad, pero en este blog no hablo tanto de malvad@s (lo cual sería demasiado prolijo y además tendría poco interés) como de la existencia del mal como entidad.

    De lo que hablo es del bien y el mal como energías que se manifiestan en este universo que habitamos, más allá de los individuos que lo sufran o que lo ejerzan, más allá de lo que se perciba o de lo que parezca. Vivimos en un mundo de dualidad en el que existe la luz y la oscuridad, en el que existe el antes y el después, en el que existe el bien y el mal.

    Puede ser relativa la percepción que un individuo tenga de estas energías. Puede ser relativa la propia existencia de estas energías desde un plano absoluto de conciencia, como otr@s habéis dicho. Pero, en el universo manifestado en que vivimos, la existencia de estos continuos o pares de opuestos es real, no relativa.

    Sobre todo, y lo que más me preocupa, es que existe el mal, en forma de dolor, violencia, sufrimiento -muchas veces extremo- que padecen millones de invididuos. Y me asedia la pregunta de por qué esto tiene que ser así. Porque para las víctimas no consigo ver que su su sufrimiento sea relativo. Como ejemplo te cito a ti mismo en tu perfil: "817 millones animales murieron en los mataderos españoles en 2004. No ven el sol hasta que son transportados al matadero, son hacinados entre sus propios excrementos, engordados con los cadáveres de sus compañeros, y finalmente asesinados."

    Espero haberte aclarado, en todo caso voy a añadir una nueva entrada al blog explicando en más detalle qué es lo que pretendo tratar y de esta forma responderos a todos (pues sé que no vivís anhelando mi respuesta ;-) Un abrazo.

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