Ya pasé cien años a la deriva en la barca de Caronte
Y bajé a las profundidades de tu mente
Buscando en el fondo la llave para abrir la puerta
Para soltar el último cabo que a ti me ataba
Antes de tragar la piedra de la garganta,
y clavar mis uñas en mi pecho,
solté mi último aliento todavía con vida…
Para dejarme de nuevo a la deriva…
En otros mares…en otras vidas…
Esther Fernández