domingo, 16 de mayo de 2010

Las dos humanidades

Lo que vamos a escribir hoy es políticamente bastante incorrecto y suele generar bastante rechazo en gente de la más variada ideología. Pero es lo que siento en este momento. No sé lo que pensaré mañana - la búsqueda de la verdad nos lleva a recalar en muchos puertos que, de lejos, todos parecen contener en sus orillas la tierra prometida- pero ahora es la idea que más resuena en mi cabeza y necesito imperiosamente plasmarla por escrito.

La lucha entre el bien y el mal nos ha apasionado desde que tenemos conciencia. A lo largo de la Historia y de la geografía de este planeta podemos encontrar todo tipo de relatos, epopeyas, tradiciones orales y escritas, mitologías y demás imaginario colectivo con apasionantes luchas entre buenos y malos. En realidad esta es una de las pocas constantes atemporales con que nos encontramos, una constante que se ha mantenido prácticamente inalterada hasta el día de hoy. Cualquier manifestación artística que miremos -cine, literatura, teatro...- está repleta de enconadas luchas entre el bien y al mal, entre los que defienden la libertad y la justicia, los que son capaces de ponerse del lado del débil y el oprimido, los que creen en unos valores, y aquellos otros que sólo buscan su beneficio y no tienen el menor inconveniente en matar, destruir y dañar a quien o a lo que sea para conseguirlo.

Nos hallamos ante una auténtica obsesión, una obesesión que compartimos todos los seres humanos de todas las culturas, razas, religiones y momentos históricos. Pero, ¿cuál es su origen? ¿De dónde viene esta drástica división entre seres humanos buenos y seres humanos malos? ¿Y si esta división obedeciera a una realidad tangible, es decir, y si realmente exisitieran dos tipos claramente diferenciados de seres humanos? La universalidad de esta idea la hace desde luego más plausible.

¿No habéis tenido a veces la sensación de estar hablando con alguien, con quien compartes un mismo idioma y parecido trasfondo social y cultural, y sin embargo sientes que no eres capaz de comunicarte con esa persona? ¿Que por más que se lo expliques, no entiende lo que quieres decirle, ni tú le entiendes a ella? Y, al contrario, ¿no os habéis encontrado con gente con la que, con una mirada y pocas palabras el entendimiento es pleno y rápido?

Especialmente quienes militamos en algún tipo de causa altruista nos ocurre esto con frecuencia. Cuando te dedicas a difundir un mensaje de justicia, sabes que hay gente a la que nunca podrás llegar. Gente a la que, por más argumentos que le des, por más brillantemente que le expongas las cosas, no entenderán nada, y probablemente incluso se reirán de ti. Gente con la que hablas y, por la cara que te están poniendo, sabes que no están entendiendo nada, como si le estuvieras hablando en otro idioma.Y cuántas veces no habremos leído o ecuchado, cuando alguien está denunciando alguna realidad injusta, frases del tipo "¿por qué tengo que compartir el planeta con esta gente?"

En la Biblia se habla de Caín y Abel. Caín mata a su hermano, huye y, al parecer, tiene descendencia. Adán y Eva tienen otro hijo, Set, y a partir de ahí la Biblia se centra la historia de la descendencia de este tercer hijo, haciendo escasas menciones a la descendencia de Caín. ¿Estamos ante una explicación de la existencia de dos linajes? Desconozco si en otras tradiciones existe este tipo tan drástico de división de linajes, pero sí que la he visto en obras de ficción en formas muy similares.

Para quienes crean en la reencarnación, es de destacar que existe la teoría de que algunas veces encarnan en este planeta seres de mundos inferiores a este (menos evolucionados) con el fin de aprender, de recibir una especie de "empujón" evolutivo. Dejando de lado la espeluznante idea de que puedan existir mundos aún menos evolucionados que este, esta podría ser también una pista hacia esa diferencia de almas.

Recientemente también leí que el maestro Eckhart Tolle mencionaba en una entrevista que es posible que existan dos humanidades, una que ha despertado o está despertando, otra que se aferra a las viejas estructuras. Desgraciadamente no he conseguido encontrar dónde lo leí, pero seguiré buscándolo para incluir aquí el enlace.

Los filósofos por lo general rechazan siempre cualquier cosa que les lleve al maniqueismo. El bien y el mal son relativos, dicen. Para muchos psicólogos cualquier persona podría ser buena o mala, depende de la educación, el cariño recibido, etc., cómo esa persona se desarrolle y a qué extremo derive. La idea de que existan personas radicalmente distintas de base parece bastante contraria al espíritu relativista de la época. Pero puede que esto cambie. Recientemente hemos terminado de decodificar el genoma humano. A medida que los genes se vayan clasificando y agrupando en características y categorías, quizás alguien descubra algún día que existe un determinado gen que es causante de diferencias en el comportamiento ético de las personas.

Sé que en entradas anteriores de este blog he hablado del bien y del mal como de un continuo, y no como una división entre dos cosas distintas. Evidentemente, ambas teorías no son compatibles. Pero nadie dijo que la búsqueda de la verdad fuera fácil. La idea de las dos humanidades es, como tantas otras teorías, algo que quizá no podremos saber con certeza nunca, por lo que se acumula al montón de teorías probables e indemostrables con las que debemos apañarnos quienes no nos conformamos con las explicaciones de los hechos físicos mensurables. Pero hay teorías sin duda más atractivas que otras, y esta es una de ellas.

Si realmente fuera verdad que existen dos humanidades compartiendo cuerpos, sería un problema de muy difícil solución. Las personas justas y las personas malvadas parecen estar distribuidas uniformemente por todo el mosaico de razas y culturas del planeta. No existen rasgos físicos que nos permitan conocer la calidad moral de alguien.

Una humanidad dividida así en dos nos deja un panorama bastante desalentador del que únicamente nos apetece salir por piernas en cuanto podamos. Conozco a muchas personas que juegan con la idea de encontrar pronto la muerte, y que el destino les lleve a mundos más evolucionados, en próximas encarnaciones si es que creen en ello, o en la vida ultraterrena, o de alguna forma. Cada vez hay más gente que sueña con la idea de abandonar este mundo cruel y vergonzoso con el que no se sienten en absoluto identificados para encontrar algo mejor. No estoy hablando de suicidio, pero sí de no tener ningún miedo, sino más bien esperanzas ante la muerte física.

Por supuesto se podría también pensar que existirían no dos, sino tres o a saber cuántas humanidades. Que existieran realmente diferentes tipos de seres habitando en nuestros cuerpos, quizás de diferentes orígenes. No tendría por qué haber solo dos. En todo caso, si existen dos (o más) humanidades, ¿estarían ambas en proceso de evolución, de forma que la "mala" podría llegar a ser "buena" alguna vez? A tenor de lo que vemos en la Historia, no parece que así sea. Parece más bien que sigan poblando este planeta los mismos seres malvados, crueles y ruines que han existido siempre. Habrá quien diga que la historia es muy corta, o que avanza despacio. Es cierto, pero es lo que tenemos.

Lo políticamente correcto en el mundo espiritual que vivimos hoy día es pensar que todos somos hermanos evolutivos, que todos están evolucionando, cada uno a su manera, cada uno a su ritmo, cada uno llevando su proceso. Pero entonces, ¿por qué siguen existiendo almas abyectas, después de los miles de años que llevamos sobre el planeta? Suponiendo que fuera cierta la teoría de la evolución espiritual, y que al cabo de más y más reencarnaciones vamos siendo más sabios y más buenos, la única explicación entonces sería que, a medida que las almas evolucionan, van "apareciendo" otras almas primitivas para ocupar esos escalones más bajos que han quedado vacantes. Mas si este fuera el caso, ¿de dónde llegan estas almas primitivas? y lo más importante ¿por qué, o a quién se le ha ocurrido que lo hagan, sabiendo el daño que van a causar a las demás, y sabiendo que de esta forma nunca jamás conseguiremos tener un planeta evolucionado, pacífico, amoroso, en el que podamos vivir en armonía?

Como de costumbre, demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Dejo en el aire la idea de las dos humanidades, seguiremos investigando y seguiremos aprendiendo con humildad. No podemos hacer otra cosa.